139. Dimensiones (Demasiada felicidad, Alice Munro)



En Dimensiones Doree espera el bus urbano que le lleve a las instalaciones donde está encerrado Lloyd. Mientras espera recuerda todo lo que ha pasado. La señora Sands la escucha de vez en cuando, cuando le pide cita. Pero Doree no habla mucho, no sabe, le cuesta. Le cuesta porque ella misma no es capaz de verse. Sasha, Barbara Ann y Dimitri eran sus hijos. Lloyd era un celador en el hospital donde estaba su madre. Podía habérselo contado a su vecina, Maggie, optometrista. Era atenta, dispuesta, pero Doree era fiel a Lloyd, no quería traicionarle. Tras la muerte de su madre, se casaron y se fueron a vivir a otra ciudad, a una casa distante del centro. Tuvieron tres hijos. No los llevaban a la escuela. Según Lloyd eran hijos suyos no del Departamento de Educación. Lloyd no gritaba, ni utilizaba la violencia física, pero se imponía, la dominaba utilizando el lenguaje como una cuerda con la que le ataba las manos a la espalda y le pegaba la lengua a la bóveda del paladar. Un día que no podía más fue a casa de Maggie, durmió y pasó la noche en su casa

A la mañana siguiente, al volver, Lloyd le esperaba sentado en las escaleras de entrada. Los niños estaban desparramados en el suelo. Le encerraron en unas instalaciones especiales para personas como él. Doree no quería ir a visitarlo, pero terminó yendo, no de forma regular, pero fue. Lloyd le dijo que los niños existían, no en el mismo mundo, sino en otra dimensión. En la cabeza de Doree entró esa posibilidad. No tenía a nadie con quien compartir, lo que Lloyd le ofrecía era lo único que tenía. Un mundo cerrado en que estaba ella sola. Hasta que un día en el bus que le llevaba a las instalaciones, vio desde su asiento, al lado del conductor, un accidente. Un chico salía despedido de una camioneta. Se bajó del bus y gracias a una técnica que Lloyd le había enseñado pudo reanimarlo cuando parecía que estaba muerto. Sintió como se reanimaba, como le volvía el pulso y el aire húmedo salía de su garganta. El autobús que debía llevarla a las instalaciones siguió su camino. Doree se quedó allí, junto al chico.


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