Entradas

Criterio

  Ante tanta información como nos ofrece la esfera digital, necesitamos conductores que determinen preferencias y orden, por un doble motivo para economizar nuestro tiempo y no perdernos. De ese modo nos convertimos en seguidores como las ovejas que seguían a la flauta de Hamelín.  Así establecemos un orden fijo en nuestra comprensión del mundo. El peligro mayor es que cuando encontramos opiniones ideas escritos conferencias de gente que piensa y ordena de modo diferente, enseguida desconectamos y no nos permitimos comprobar si hay argumentos e ideas diferentes de las nuestras. No distinguimos entre los mamarrachos con piñón fijo y aquellos que opinando de modo diferente a nosotros tienen ideas interesantes a las que atender.

I

  Me viene la imagen de Ifigenia sacrificada por su padre Agamenón por una causa que para él era superior, que soplase el viento en las velas de su armada. Quién y cuándo sacrificó a I? Tengo que escarbar para recordar su nombre. Sé que es la hermana de Rafa. Ahí nació mi conexión con ella. Me la encuentro en la parte soleada de la falda del castillo. El pelo más blanco, las arrugas más pronunciadas, lo mismo que ella pensará de mí. Aunque es tal su ensimismamiento que solo verá en mí la imagen que de mí se forjó hace tiempo, cuando ella escribía poesía, una poesía con más cabezas que una hidra, difícil de desenredar. Y de desarraigar. En algún momento dejó el grupo sin que nadie la echara de menos. Me ve paseando los perros y me dice que hace unos meses se le murió su gata tras 19 años de convivencia. Intenta hacer una frase con lo que siente o sintió cuando perdió a la gata. No le salen las palabras. Intento ayudarla. Quiere decirme que por fin podía salir de casa

La faz bifronte de Twitter

  Durante décadas, durante siglos incluso, los corazones rebeldes o resentidos escribían su enfado o malestar en el lado invisible de las puertas de los retretes. Se desahogaban. Unos pocos leían las inscripciones y reían. Los demás acaso leyeron una vez y ya tuvieron bastante. Ahora esos corazones han cogido impulso en Twitter porque tienen más lectores hasta conformar un pequeño rebaño que se creen con fuerza para impulsar su resentimiento. Un resentimiento que fácilmente se transforma en odio. Ahora por ejemplo la han tomado con el humorista Arévalo con ocasión de su muerte. Pero le sirve cualquier excusa.

No piensa uno en el vacío

  2. Claro que uno no piensa en el vacío. Trae unos patrones que vienen de serie. Y otros que va incorporando sin conciencia de ser colonizado. Sigue uno los mismos hilos en Twitter, lee a los columnistas de siempre, escucha la misma emisora. Antes que eso, coincidió en su grupo de edad con los líderes naturales del grupo que pensaban de un modo o se hizo a la contra pensando de otro modo. O se forjó en la pequeña propiedad agrícola de sus padres; o en el escaso salario del padre obrero, forjando su rebelión contra los compañeros pudientes y soberbios.

2004 al día

  1. Si un hombre cualquiera, cualquier hombre hiciese silencio dentro de sí sería un filósofo. El tiempo suficiente para desasirse de lo social y pensar su ser natural. Una filosofía natural, pues, la que se interroga sobre su afán y el poso que entierra. Filosofar no es un saber técnico sino uno elemental. Un hombre no es hombre, pierde en él su humanidad, si no se piensa. Cada cual ha de trazar su camino, su técnica, el contenido. Si se deja llevar por los patrones que otros establecen está perdido.

esta época

  Après nous le déluge. Cuánto nos costará, a nuestros hijos a nuestros nietos, nuestra indiferencia, nuestra reclusión altiva en la torre de marfil, nuestra indiferencia ante los descosidos de esta época, pensando torpemente que quienes promueven los cambios merecerán lo que les pase. Toda ficción tiene sus costes. Una época sin suelo en que apoyarse, como si se hubiese abierto un paréntesis en la prioridad del futuro. Apagado el impulso hacia lo mejor, queda instalado lo innombrable, la decadencia.

Sabiduria

  Tarda uno en comprender que la mucha información conduce a poco, que acumular conocimiento no le hace a uno sabio, que la sabiduría está al alcance de pocos y que lo más importante es saber que la vida se diluye como azúcar en amargo café.