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Mostrando entradas de febrero, 2020

60. Microcosmos

En la 4, un hombre afeita a otro mayor que él. Le pane babero, espuma, le rasura, pero deja que el viejo se limpie la cara. Luego le repeina el pelo blanco con los dedos y la pasa la maquinilla. El hombre va y viene, atento, servicial. Le da agua y luego una revista. En la misma habitación, una mujer se mantiene al margen en una esquina, sentada en una silla. En la 29, un hombre delgado, con ropa de calle, jersey crema y pantalón de pana azul, pasea de un lado a otro, con un teléfono rojo en la oreja , luego estira el brazo hacia quien está tendido en la cama, no adivino su sexo. El hombre de pie no se queda quieto. Por fin, abre un portátil y se sienta, la espalda rígida en el borde de la cama. No dura mucho tiempo sentado, enseguida vuelve a caminar con paso rápido como si estuviese en el paseo de la Quinta, hojea un periódico, lo vuelve a dejar, se sienta, abre el portátil, se pone de pie . Justo encima, un triángulo contra el cristal, el que forman una cabeza p

59.

Otra vez en el hospital. Tus intestinos están parados, deshidratada, no comes ni bebes. Horas en el box de espera, después de hacerte las pruebas. Urgencias a rebosar, camillas en los pasillos. La gente tose, moquea, se desespera, algunos con mascarilla, la mayoría sin. Un sano es probable que salga mal y otro que entre con poca cosa salga o se quede con algo serio. El hospital es grande y nuevo, los trabajadores muchos, no entiendo el retraso, la desorganización. En general, amables, salvo alguna enfermera desabrida que te carga con la culpa de no entender. Siempre hay gente así, despreocupada de su labor, de mal carácter, desagradable, por qué la hemos de soportar.

58. Lenguas

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El proyecto Rosetta: Tomado de El infinito en un junco , de Irene Vallejo

57. Otro hombre libre

"Cuando venía a vernos, solía asomar la cabeza por la puerta para asegurarse de que no había nadie que le desagradara, era bajo y poca cosa, con una cara fea y colorada picada por la viruela, tenía el pelo muy oscuro y le caía despeinado por el rostro, su atuendo era muy corriente y no seguía ni remotamente siquiera la moda que solía llevarse en aquellos días, sobre todo en nuestros círculos, además hablaba en un dialecto marcado y tenía una forma de expresarse bastante vulgar, ciertamente su porte carecía de refinamiento alguno, de hecho más bien lo contrario, era tan rudo en su aspecto como en su comportamiento, era muy orgulloso, he visto a la condesa Thun, la madre de la princesa Lichnowsky, de rodillas ante él, sentado en el sofá, rogándole que tocar a algo y Beethoven no lo hizo". A sí veía a Beethoven una joven pianista, Frau von Bernhard, hacia 1800, joven que gozaba tanto de la simpatía del músico que le ofrecía sus obras para que las tocase, cuando acudía

56. Desprendidas

Estás serena, sentada en una butaca, en camisón, reposa tu cabeza blanca sobre una sábana, una mantita naranja cubre tu cuerpo. Estás en silencio, aunque de vez en cuando, si me oyes decirte algo, encadenas una frase o dos, de las que me cuesta entrever el significado. Tienes los ojos cerrados, se agitan tus piernas ligeramente, tu cara me cabe en la mano, tan delgada estás, la frente lisa, despejada, dos surcos bajan de tus ojos y otros dos desde la base de la nariz te cruzan las mejillas, afirmas los labios, apenas los despegas, sobre la barbilla ties a . Los ojos cerrados, c ó mo saber que hay dentro de tu cabeza. S olo sé que la vida sigue en ti, pero qué vida, quién, qué er e s. E sa vida escondida sale cuando intento taparte mejor, entonces, con una energía inesperada, dices y repites hasta cuatro veces, que te pego una patada , me haces reír.  Si entes mis caricias, mi mano, mi voz. Qué vida tendría sentido para ti, si no puedes moverte, si no puedes sacar la cara al aire

55. Retrato de un hombre libre

Sus antepasados fueron expulsados de Portugal por la Inquisición, quizá antes lo habían sido de España (puede que de Espinosa de los Monteros, Burgos, aunque no hay evidencias). Eran judíos. Arribaron a Francia (Nantes), donde igualmente fueron perseguidos. Encontraron refugio en Amsterdam, el país más abierto entonces, entre otras cosas porque la Reforma allí había arraigado. Siglo XVII. En la ciudad convivían católicos, ramas diferentes de la Reforma y judíos. Estos a su vez divididos entre sefardíes y asquenazíes, más rigoristas. Benedicto Espinosa o Espinoza era una mente brillante. Leyó a Descartes y vio en el racionalismo un método para pensar libremente. Lo hizo. Escribió sus obras en latín, al principio bajo seudónimo, luego como Baruch Spinoza. Descubrió incongruencias en la Biblia, afirmaba que el Pentateuco no podía haberlo escrito Moisés. La comunidad judía de la ciudad emitió una orden de expulsión. Fue invitado como profesor en Heidelber g a condición de no oponerse

54. Postrada

Estás tendida en la cama, postrada es la palabra, tan cargada de significado, asociada a las pinturas de moribundos y extremaunciones, luego repetida mil veces en imágenes. Una sábana te cubre hasta el cuello, aunque levantas el brazo y te destapas. Te ha n puesto un enema, otro más, estás agotada, respiras a trompadas, buscando aire, tienes la frente caliente, pero no tienes fiebre. Cuando echas la sábana fuera de ti, asoma un cuerpo minúsculo, sin pechos, brazos y piernas descarnados. Quiero creer que sientes la mano que te acaricia, la voz que te pregunta y te llama. Abres los ojos, encuentras los míos, los vuelves a cerrar. Hace calor en el cuarto, la ventana da al sur, la calefacción no sabe del febrero impropio, de la alta temperatura de estos días . Te cuesta tragar el zumo, lo masticas en vez de beberlo. Una parte cae sobre el camisón. No sé si las palabras cumplen, yo que he sido tan parco, lo sigo siendo, me expreso mejor por escrito, pero tú nunca has leído lo que yo esc

53. Humillación

Vemos a un amigo sumido en el error, o eso creemos, que está profundamente equivocado en algo que consideramos decisivo. Hemos discutido con él con poco éxito. Entonces, un día encontramos un símil, un contraejemplo, un argumento que destruye ese error con evidencia palmaria o aún peor, en el calor de la discusión, nos burlamos, por simple o ridícula, de la idea que defiende. Obtenemos una gratificación racional con ese hallazgo o demostración. Lo que no sabemos es que el amigo lo ve como una humillación, que la forma en que lo hemos presentado le hiere en lo más íntimo . No nos lo dice pero acabamos sintiéndolo. Es difícil reparar la ofensa , no podemos decirle que lo sentimos, que queremos reparar el daño que le hemos ocasionado sin herirle de nuevo, sin que le hagamos sentir una especie de inferioridad, tanto si acepta que estaba en el error como si considera que despreciamos su posición. El sentimiento de humillación perdura, afecta a la autoestima y deteriora, a veces de modo

52. Dibujarte

Si tuviese que dibujarte, trazar un retrato, quién serías, quién eres ahora. Una brizna en la memoria, en la mía, en la tuya no parece quedar nada. Y sin embargo fuiste, qué duro hablar en pasado, una mujer animosa, con una fuerte voluntad, dedicada a los demás, a tu madre enferma, encamada durante años, encamada tú misma durante una larga temporada por tu columna dañada, dedicada a tu marido, también encamado los últimos años de su vida, con un tubo de oxígeno en el cabecero y luego a tu hija, con una enfermedad más llevadera pero igualmente incapacitante, y ahora tú, ya sin fuerzas para contenerte, para velar por ti. Si algún genio se preguntase por el sentido de todo perdería el juicio hasta encerrarse en el fondo de una mina abandonada o eso le desearía.

51. Inmigración

Dos observaciones sobre la inmigración: 1. A largo plazo, el peligro no será tanto la inmigración como la falta de inmigración el peligro para Europa, cuando en los países de Asia y de África el desarrollo sea el suficiente como para que los jóvenes no tengan estímulos para salir del propio país o del propio continente. ¿Qué hará Europa entonces, qué será?  2. En un mundo globalizado donde los recursos y las oportunidades se encuentran en cualquier lugar ya no merece tanto la pena desplazarse a otro sitio.  ¿Cuál será el atractivo de Europa? Entonces, ¿suplicaremos de rodillas que vengan?

50. Streaming

Escucho por primera vez un concierto en streeaming, en directo , desde casa. Con pantalla grande y buen sonido puede ser tan bueno, incluso más, que con presencia física en el teatro o en el auditorio. Quizá la concentración sea más difícil porque en casa, al menos en mi caso, hay demasiadas cosas que me distraen. Así me ha ocurrido con la Sonata Concord , de Ives (Un descubrimiento, homenajea a los trascendentalistas, Emerson, Alcott). Estaba pendiente de otras cosas. Pero las Variaciones Diabelli de Beethoven las he disfrutado más que si hubiese estado en la Fundación March. Dos citas que tomo de la prensa. Definen bien a la clase media. "Tengo la inteligencia justa para pasar el día" (Omar Montes). “ El mejor argumento contra la democracia es hablar cinco minutos con un votante medio” (Churchill).

49. Ruina

Lo que desde el exterior se ve como el brillo y fulgor de una vida . Un premio Nobel, un actor, un genio de las finanzas, supongo que también un futbolista pasados los años de glamour, si tenemos acceso al día a día de su vida, mediante diarios, cartas o confidencias, comprobamos la fragilidad, la inseguridad, el temor, la ruina que es cualquier vida humana. Nadie se salva. Los mayores logros son siempre provisionales y no responden a lo que uno esperaba. Ninguna obra humana es del todo excelsa o definitiva. La glorificación, la santidad, la elevación la produce la posteridad (en el presente los fanáticos y, si proviene del egotismo, algún tipo de desequilibrio psíquico).

48. Lágrimas

Una nube rosa pálida, como un capote, cubre la ciudad. Al sur un manchurrón negro, al oeste una suave e irregular banda escarlata. Camino bajo la luz que proyecta la nube sobre senderos, ligeramente embarrados por la fina lluvia del día, como un caminante romántico, acompañado por Beethoven. Me cuesta aflorar las lágrimas, pero en el atardecer de este día, en que has estado presente más que cualquier otro, no sé qué extraña vibración se ha producido, se me sueltan algunas cuando escucho un arreglo para el Canto elegíaco para cuarteto vocal y cuarteto de cuerda . La música me produce emociones contenidas, casi siempre cerebrales, sólo con Schubert y Beethoven llegan, a veces, las lágrimas interiores y casi nunca las exteriorizo. Hoy sí.

47. Estorninos

Nos ponemos frente a la ventana del sur, con mucha más luz. Te siento sobre el brazo de una silla, dices que no, cuando te pregunto si quieres andar. Los estorninos se van juntando para firmar su nube, los veo llegar y evolucionar, supongo que hay una matemática de la nube de estorninos, veo sus formas globulares, oblongas, sus cambios de ritmo súbitos, la incorporación de los rezagados. Los sigo embobado hasta que se precipitan detrás del palomar que tenemos enfrente donde un apretado grupo de árboles frondosos les dará cobijo para pasar la noche. La luz cae de golpe, se hace el silencio, antes de que la noche borre los contornos de las cosas.

46. Un fiscal

Interesarte por la política se está convirtiendo en una afición de riesgo. Si el poder ejecutivo instrumentaliza las instituciones del Estado en su beneficio, en beneficio de los partidos que lo forman para mantenerse en el poder a cualquier precio, la democracia deja de estar basada en unos valores mínimos de consenso. Lo último, este auto de un fiscal para que Torra siga siendo Molt Honorable, en contra de l os autos de los tribunales, dice el fiscal Ariche Axpe: «Así las cosas considera este Ministerio que no es en sede de un tribunal penal donde deba dilucidarse si en la situación actual quien ejerce las funciones de MHP President de la Generalitat de Catalunya se halla o no legitimado para el adecuado ejercicio de aquellas que, sin aparente oposición de nadie, viene en la práctica ejerciendo». S in aparente oposición de nadie . Un partido ha presentado la querella por usurpación de funciones y otro, el mayoritario en Cataluña, lo apoya. Sin oposición de nadie . S

45. Déficit musical

Escuchando a este geniecillo, que toca el jazz como los ángeles, no si debería decir como un demonio, que ya tocaba el piano a los cuatro años y que a base de escuchar jazz, de escuchar los programas de Cifu, según propia confesión, a los quince ya se atrevió a tocar y componer en público, sin haber pasado por estudios de música, sin saber leer una partitura, según propia confesión, me doy cuenta de que la música es la principal creación humana, no sé si antes o después del lenguaje, en todo caso es la expresión del cuerpo, después de la música vienen el baile y la danza, incorporado el canto a la música o la música como continuación del canto , pues qu é es el canto sino la expresión primordial del cuerpo, la primera música, y me doy cuenta también de mi déficit, salvo ligeras nociones de solfeo y esforzadas clases de guitarra, no he aprendido música y mi cuerpo no puede expresa rse a través de ella, como les pasa a la mayoría de los españoles, como si la mitad de mi estuvie

44. En la Glorieta

Iba entretenido en uno de esos diálogos con Migo que tanto me divierten, y un poco inquieto sobre el devenir del día en relación a lo escrito por la mañana, sobre si debía o no haberme dirigido en catalán al muchacho de piel ligeramente oscura que sentado en una butaca, en el Hall del centro comercial, tapada la boca con una mascarilla blanca, el primero que veía en esta ciudad, embebido, consultaba el móvil, cuando a la altura de la Glorieta de Bilbao, al enfilar la salida de la ciudad, un feo C5 negro de Citroën, que venía por el carril de la derecha, conducido por una chica a la que probablemente triplico en edad, en paralelo a mí, se me ha cruzado transversalmente, aunque he podido evitar la embestida . Algo nos hubiese cambiado en ese choque que no sé discernir, la velocidad no era mucha pero podría haberme empotrado contra la puerta del conductor. En mí, más viejo, el automatismo del cerebro ha actuado antes que mi conciencia se hiciese con la situación, la chica, má

43. De ninguna manera

Decimos (entre amigos), yo en Austria en 1943, no hubiera sido nazi, me hubiera apartado, me hubiera escondido. Y más cerca en el tiempo, decimos, yo en el País Vasco no hubiese apoyado a ETA. ¿Entonces, por qué tanta gente la apoyó, por qué tanta gente la sigue comprendiendo y vota a sus sucesores? Decimos, yo en Cataluña no sería nacionalista, estoy segur@. Entonces, ¿cómo hay tanta gente que sí lo es, erre que erre, un año tras otro? ¿Es que toda esa gente es diferente de ti, tú allí no serías como ellos? Es más, ahora mismo, no lo reconoces, no lo reconocerás, pero apoyas sin lógica, con pundonor, expulsando a la razón, a un partido que pacta con ellos, con los nacionalistas de una zona y de la otra, con los que se saltan la ley y con los que mataron, para los que la palabra perdón, pedir perdón, tiene un significado distinto que para el hombre común, y entonces, empiezas a ver las diferencias, los no es lo mismo, los cómo puedes comparar, con lo fácil que es verlo, nada te imp

42. Conejos

En la finca tapiada corretean conejos, solos, abandonados a sí mismos, salen de su madriguera sin temor a los depredadores, las águilas no se aventurar á n entre los manzanos y los residuos de la finca, bidones, leña cortada, matojos y césped crecido. En otra finca más pequeña un par de galgos delgad í simos corretean sin rumbo. U n poco más allá un mochuelo posa en una rama desnuda. El día es calmo, las nubes de borreguito, inmóviles, coronan la estampa pintada por un paisajista holandés del XVII  que extiende su profunda perspectiva avanzando por zonas de diferente color, verdes y baldíos, arboledas y campos arados junto a la línea de ribera, cerros y bosque en la lejanía, cortad as por el zigzagueante camino que cruza la vía férrea y el río. Más acá un par de perros tumbados en el cemento de un corral juguetean, mordisquean la misma rama, se lamen, se acarician, uno bayo, el otro del color de las ciruelas pasas. Un grupo de palomas blancas sobrevuela un palomar pero

41. Ficciones

L a realidad ( Véase a partir del minuto 3 ). Se la puede disfrazar o atemperar o desfigurar como hacen los hombres pequeños, regordetes y con algo de saltimbanquis para hacerse los graciosillos, o se puede crear una realidad alternativa, una mentira, una ficción en la que tanta gente vive cómoda desde hace años y a la que ahora otros hombres que se dejan agasajar con honores de jefes de estado quieren que se sume toda la población. Qué insensatez. Pero hay que tenerlos bien puestos para ser un hombre. Como el protagonista de A Hidden Life , aunque al hombre de hoy se le exige tan poco como un acto de libertad mental (¿Qué valor tendría, si uno se mirase en el espejo, decirse, yo soy un hombre libre . Acaso soportaría mirarse?). Pero ¿cuándo el grueso de la población, y hasta los supuestos hombres inteligentes, han hecho tal profesión?

40. Ficción

A esta muchacha de 19 años , ¿ cómo veíamos nosotros el mundo a los 19 años, qué quedó de lo que pensábamos salvo el entusiasmo?, le ponen los focos ya, es decir, l a convierten en personaje, deja de ser persona para ser personaje, como se pone el foco hoy en lo que antes se movía en los márgenes, con ello la obligan a creer en aquello que dice creer, a obedecer a sus fantasías, puede ser que con el tiempo se libere de ellas, puede que no, y también a hacerl as verosímil es para muchos otros . Así se crean las ficciones.

39. Afrenta

Varios lugares se reclaman como paraje de la Afrenta de Corpes donde los Infantes de Carrión vejaron a sus esposas e hijas del Cid, desnudas, golpeadas y abandonadas, un episodio más legendario que real. Uno de esos lugares, poco verosímil, es el Paraje de las Viñas, junto al Monasterio de la Vid, por el que hoy paseo, pero me sirve para recordar los versos del poema . Allí les quitan los mantos y los pellizones; Déjanlas en cuerpo y en camisas y en ciclatones. ¡Espuelas tienen calzadas los malos traidores! En mano prenden las cinchas resistentes y fuertes (...) Con las cinchas corredizas, májanlas tan sin sabor; Con las espuelas agudas, donde ellas han mal sabor, Rompían las camisas y las carnes a ellas ambas a dos; Limpia salía la sangre sobre los ciclatones. Ya lo sienten ellas en los sus corazones (...) Lleváronles los mantos y las pieles armiñas, M

38. Cae el instante eterno

Esperaba en el coche. Mari Paz compra ba una barra de pan y una botella de vino. Una pareja atravesaba la calzada, se dirigía a un portal. S e apoyaba ella en un bastón metálico serigrafiado, con adornos en la empuñadura, é l le tocaba con ligereza en el codo del otro brazo. N i contentos ni tristes, caminaban como caminarán en un día cualquiera. Creemos que este instante por el que pasamos sin conciencia se prolongará, que después de él vendrán otros iguales. No sabemos o no queremos saber que el instante que viene, el inmediatamente posterior y el siguiente es una caída, a l que sigue otra caída, de ninguna de las cuales nos vamos a recuperar. La nívea L una, alineada con los gemelos, justo debajo de C astor y Pólux, atraviesa una maraña de nubes que preparan la lluvia de mañana. A esa Luna llena, poderosa y solemn e, reta con ímpetu cómo un lobo soberbio, en la noche iluminada, Glen Gould atacando con un golpe de genio el primer allegro del “ E mperador”. Con sus m

37

Cada día es una situación nueva, un estado que desconozco, al que tengo que adaptarme o improvisar, un paso más en tu caída, aunque hay días que parecen del revés, que te recuperas. Hago que te agarres a mis brazos, te hago caminar, yo hacia atrás, abriéndote camino, parece que vas a ir al suelo pero aguantas, distribuyó sillas por todo el gimnasio, para que camines a poquitos. Te llevo de una a otra silla, pasito a pasito, para prolongar en lo que puedas este proceso imparable hacia el desandar. No respondes a mis preguntas, ni con un sí ni con un no, quizá porque ahorras energía y emitir sonidos te desgasta, la poca batería que te queda.

36. George Steiner

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Para el primer diario de este país la muerte de George Steiner no es la más significativa del día de ayer. Concede la primera página y b astantes más artículos a un cineasta patrio y relega al escritor al cajón indiferenciado de las páginas de cultura . Entresaco del periódico, más sensible, de la competencia, dos reflexiones importantes a propósito de George Steiner . La primera, sobre la lengua contaminada por la langue de bois de la política: L o que sostenía Steiner quizá solo sirviese para un periodo histórico, aunque no parece que el alemán se haya recuperado lo suficiente (ahí está Peter Hanke, sin embargo, para desmentirme). La corrección política actual carcome el idioma, como antes lo hizo el largo periodo del franquismo. Por suerte, el español lo practican muchos más que los pocos millones de españoles. Si nos emborrachamos de la conversación diaria de tertulianos y políticos, acabaríamos como los pobres alemanes de después del 45. P ara comentar la

35. Dos cosas

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De dos depende la buena marcha del mundo, del vigilante y del ensimismado. El primero denuncia al que nos engaña haciéndonos creer lo que solo es verdad a medias, el segundo convierte su vida en un acto de fe, cada uno de sus actos en justo, despreocupado de su trascendencia. O, más que de dos tipos de hombre, un doble movimiento en cada uno de nosotros, uno de autodefensa y el otro propositivo.

34. Morcillas

He tocado el timbre y en ese momento me he dado cuenta de que no llevaba dinero. Miguel y Conchi , así se llama la fábrica de morcillas de Sotopalacios, una entre varias. Había parado aquí a lguna que otra vez , ocasionalmente. Voy , he oído que decían desde dentro, antes de que sonase el chasquido eléctrico que abría la puerta. Mientras la empujaba, pensaba en Bizum , la aplicación electrónica que transfiere dinero en el acto. Es lo primero que he oído que decían mis labios, - ¿ Tiene la Bizum, la aplicación, en el móvil ? - No sé qué es eso , ha dicho el hombre detrás del mostrador. Ya me estaba dando la vuelta sobre el suelo resbaladizo, con los anclajes metálicos de mis botas ciclistas resbalando, cuando el hombre dice, - ¿ Qué quería ? - Dos morcillas y un chorizo, pero es que no tengo dinero - No importa, ya me pagará Venía con la bici desde Rioseras y se me han antojado las morcillas . El hombre, delgado, de rostro afilado, llevaba un mono y un delantal

33. La poda

Ciertas los ojos, te niegas a mirar. Durante cuánto tiempo se mantiene la identidad, tan frágil, tan cruzada, tan huidiza. Cuándo dejamos de ser, en qué momento abandonamos el cuerpo. Qué recordamos de nosotros. Quién es la persona que nos cuida, quién la que cuidamos. Un hombre poda un manzano, a horcajadas sobre dos gruesas rama s , los brazos de la t ijera s on l argos , tiene que maniobrar para cortar cada ram ita , luego coge la s cortada s y por encima de su cabeza la s lanza a l pequeño rectángulo que no es huerta pero tampoco jardín, aunque está vallado con setos . Un perro lanudo escarba en el suelo húmedo hasta que se cansa y se deja caer en un ovillo. Cuánto ha podado la naturaleza en ti, cu á nto ya le resulta inservible de tus piernas, de tus brazos, de tus órganos internos. Cuando llegaste aquí todavía hacías bromas, hablabas con la gente, siempre has sido sociable aunque la vida no ha sido fácil para ti. El hombre hace todo con lentitud, recoge cada

32. Carmen

He conocido muchas Carmen. Puedo considerar a tres como amigas. Una se fue pronto, inesperadamente. La he echado a menudo de menos. Con otra quedo de vez en cuando y cenamos o comemos, acompañados de María. A la tercera me la acabo de encontrar a la puerta del Mercadona, cuando bajaba de Beethoven. Hacía tiempo que no la veía. Conecto con ella, fluye la conversación, de sonrisa fácil, aunque con un poso de tristeza . En los dos últimos años la vida la ha atropellado. Primero su madre y al poco su padre, un hombre enérgico, de carácter, que no pudo soportar quedarse solo. Vivían desde hacía tiempo sin sus tres hijos, cada uno en ciudades diferentes. Su decadencia incluyó delirios. Carmen, entre uno y otro, tuvo que pasar por el hospital, se recuperó. Sé que le vendría bien conversar, como a mí me vendría bien. Qué hace que los lazos se estrechen en ocasiones y en otras no.