52. Dibujarte
Si
tuviese que dibujarte, trazar un retrato, quién serías, quién eres
ahora. Una brizna en la memoria, en la mía, en la tuya no parece
quedar nada. Y sin embargo fuiste, qué duro hablar en pasado, una
mujer animosa, con una fuerte voluntad, dedicada a los demás, a tu
madre enferma, encamada durante años, encamada tú misma durante una
larga temporada por tu columna dañada, dedicada a tu marido, también
encamado los últimos años de su vida, con un tubo de oxígeno en el
cabecero y luego a tu hija, con una enfermedad más llevadera pero
igualmente incapacitante, y ahora tú, ya sin fuerzas para
contenerte, para velar por ti. Si algún genio se preguntase por el
sentido de todo perdería el juicio hasta encerrarse en el fondo de
una mina abandonada o eso le desearía.
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