Diario

  No sé quién dijo, Nabokov o quizá Borges, que lo que él hacía, su actividad, era releer. Yo no lo hago (casi) nunca , salvo en poesía, un gran error. La primera lectura es c o mo llegar a un continente ver sus islas y sus regiones e ir avanzando para ver aún más pero sin enterarte mucho de las formas y contenidos de cada una de las cosas que ves. Así que no se puede decir que hayas leído una (buena) novela si no la has leído dos o tres veces más.

  La cuesta de Villanueva de Argaño a Olmillos vienes después de la cuesta que va de Las Quintanillas a Villanueva. Una detrás de otra. No es que sean muy pindias pero tienen su aquel. Subía yo la segunda pensando en las posibilidades de la ruta que iba a hacer, que si Villadiego, que si Melgar, que si Castrojeriz, cuando me ha adelantado uno. Una bici limpia como una patena, un espejo el carenado, l os radios y las mariposas blancos, de una blancura primorosa, nuclear, ¿no había un anuncio que lo certificaba de ese modo?, l a cadena como si la acabasen de fabricar. No me ha saludado al pasar, algo que es costumbre ciclista. No es que llevase un ritmo demoledor, de hecho, no he tenido que esforzarme para seguir su rueda, para ponerme a su altura y ascender al mismo ritmo, sin quererlo adelantar . Si é l no me ha saludado yo no podía responder con buenos días al aire . Como la subida es larga, hemos hecho unos kilómetros juntos en silencio, lado a lado, a medio metro de distancia, ac

  Qué bien contado el capítulo del cumpleaños de Pokey, el sexto , entre los cuentos del padre y la evocación de Nueva York por parte de la madre y el terror al pasar de vuelta a casa por el puente de Orange . El padre de la narradora cuenta historias inventadas en el club de los mentirosos, como la falsa y divertida muerte de su padre cayendo del tejado del granero , frente a la real muerte, en el capítulo anterior, de la madre de su madre, que queda en el recuerdo como el olor almizcleño a serpiente de l viejo cuarto donde dormía . El padre con humor y aplomo , la madre evocadora y depresiva, ambos bebedores. La madre, mientras alaba las pestañas de la narradora y le pinta la cara como si Giotto de l ineara un ángel en la pared de la catedral , recuerda sus noches en Nueva York: un zapato de raso de largo tacón saliendo de un coche y las pestañas de Marlene Dietrich, Callas en la ópera y la conferencia de Einstein en la que un joven le recuerda una ley de la mecánica que

  R ecuerda Andrés Trapiello en EM a Bécquer.  Hace 150 años que se fue. ¿Adónde se fue? ¿A donde voy? El más sombrío y triste de los páramos cruza, valle de eternas nieves y de eternas melancólicas brumas. En donde esté una piedra solitaria sin inscripción alguna, donde habite el olvido, allí estará mi tumba. Ya antes de irse dejó escrito en una de sus rimas (la LII) lo que todos sentimos: "¡Tengo miedo de quedarme con mi dolor a solas!"

  La pregunta que los españoles no se harán porque nadie en los medios que siguen mayoritariamente se la plantea con franqueza: ¿Cuánto nos hubiésemos ahorrado -en destrucción de empresas y de empleo, en daño psíquico, en el desorden social que ha de venir- si las cosas se hubiesen hecho como ahora (en Madrid, p.e.). Es la diferencia entre los buenos y los malos políticos. Como esa pregunta no se la hacen, los malos políticos seguirán incólumes, tomando malas decisiones. Ejemplo: las negociaciones de los presupuestos que benefician a una parte de la población frente a la mayoría.

  Con paciencia y entrega cualquiera puede contar su historia. Todas acaban mal, pero puede haber buenos comienzos y algún periodo intermedio. Puedo contar la mía, mi historia personal, pero me da pereza y de uno siempre se espera algún tipo de resurrección que aplaza sine die el recuento de los días . Puedo contar la historia de la familia en la que vine al mundo. Sería la menos costosa, la que miro con mayor objetividad y donde hay poco espacio para la culpabilidad, aunque siempre me atribuyo alguna deuda para con mis padres y hermana. La historia más dolorosa es la historia de la familia que cre é . Ahí s í que la culpabilidad me abrasa, y es tanta la que me abruma que no me pongo a ello, aunque probablemente me iría bien. Alguna vez me lo he planteado, pero voy dejando pasar el tiempo, y el tiempo acabará con ella y con mis ganas que no son muchas.

  ¿Se puede ser de izquierdas y no ser sanchista o podemita, y no manifestarlo? Y si así fuera ¿qué significa ser de izquierdas, qué habría de hacer y decir un hombre de izquierdas? Porque me niego a creer que solo las personas de centro y de derechas estén preocupadas por el bien común. Una de las cosas sobre las que habría de pronunciarse un hombre de izquierdas es sobre la libertad. ¿Le importó alguna vez? Si fuese así no tendría malos sueños pensando en la ley Cela á : un horizonte sin escuela concertada, sin educación especial y sin el castellano como lengua común. Un hombre de izquierdas cabal sabe que sin libertad la igualdad se aleja en el horizonte (las familias acomodadas resuelven esos problemas). Por tanto, ¿qué defiende un hombre de izquierdas cuando reniega de sánchez?

  Hay un arte que sánchez domina como nadie (Ábalos es un buen imitador), el del énfasis. Lo vengo diciendo desde hace mucho, debería escribir una tesis sobre ello. Y le funciona. Por qué, porque cada vez tenemos menos memoria y por tanto estamos preparados para creer lo que se nos dice como nuevo si se le pone la convicción suficiente, pero sobre todo porque hemos sustituido el razonamiento (que exige una trabazón de argumentos sustentados en la coherencia; una habilidad que debería aprenderse en la escuela) por la emoción en bruto que se adhiere a una causa que creemos noble y justa Cómo contraste de lo mal que lo pasan quienes no lo dominan (es decir, quienes sufren mintiendo porque no son narcisistas): Giuliani el otro día , cuando se le corría el tinte de su escaso pelo, y Escrivá en Las Palmas, el viernes , diciendo lo contrario de lo que sabía que debía decir. H ombres para quienes la mentira es un traje al que se adaptan sin problema y otros que saben distinguir y pad

  Los socialistas celebraban ayer el asesinato de Ernest Lluch. El presidente en un tuit dijo que lo asesinó el terrorismo. No aclaró que es o qué fue eso, "el terrorismo", si había un quién detrás. Lucia Mendez, que parece que va despertando (ayer escribió un magnífico artículo contra la ley Cela á ) recoge palabras de ministros sobre el tóxico Iglesias ( para mí el maligno, sin más ): "es peligroso para España y el PSOE". Así, en binomio, como si fuesen matrimonio bien avenido, España y el PSOE. Cuánto mejor si hubiese divorcio ya.

  Cuento lo de mi amigo celador y Mar recuerda una historia parecida pero algo más divertida y dura. Humor negro. Su hermano y su primer día de trabajo. Le tocó bajar a un muerto desde un cuarto piso, pero la caja no cabía en el ascensor. Así que lo sacó de la caja le puso de pie y lo aguantó pasándole los brazos por debajo de las axilas desde atrás, hasta devolverle a la posición horizontal ya en el vestíbulo. Fue una faena, pero conservó el trabajo en la funeraria. Nos adaptamos a lo que sea, aunque nos cueste, al menos algunos pueden hacerlo.

  P ankaj M ishra , pensador angloindio, en su libro Fanáticos insulsos. Liberales, raza, imperio, en G alaxia G utenberg: "Las naciones imaginadas pagan un precio muy elevado por su sistema de autoengaños". “ La rendición actual a la tecnología muestra que, como Dostoievski y otros predijeron, los seres humanos no afrontan bien la libertad y la incertidumbre que trae y que muchos de nosotros estamos tratando de escapar a la libertad hacia cualquier cosa que prometa certeza y seguridad”. “ Con Biden vuelven al poder quienes allanaron el camino a Trump”.  

  Yuk Hui, un filósofo chino del que tengo noticia por vez primera y que se da un aire al filósofo coreano-alemán Byung Chul-han: "La mayor división del trabajo ha provocado que hoy la tarea de un trabajador manual en una fábrica de teléfonos inteligentes solo dure cinco segundos, cinco segundos que va n a repetir eternamente. El auge del capitalismo consumista ha provocado una proletarización generalizada, al hacer que todo el mundo sea consumidor pero no usuario de smartphones, videojuegos, etcétera. La diferencia entre un usuario y un consumidor es que un usuario se preocupa de su objeto técnico, y este cuidado es impulsado por una curiosidad que viene de cura . Un consumidor consume la novedad del producto. Este consumismo se basa en la manipulación de la psicología y cada vez más en el secuestro de la atención a través de algoritmos. Ya se ha expandido a la ingeniería genética.

  Cuántas veces se han citado estos versos de Yeats. Pues allá va una vez más: The best lack all conviction, while the worst Are full of passionate intensity. Girando y girando en la espiral creciente el halcón no puede oír al halconero las cosas se quiebran; el centro no puede sostenerse; sobre el mundo se suelta la anarquía absoluta. Se suelta la sombría marea de sangre, y en todos lados la ceremonia de la inocencia es ahogada; los mejores carecen de toda convicción, mientras los peores están llenos de intensidad apasionada. (William Butler Yeats)

  Alguien tiene que hacer ese trabajo. La cuestión es ¿alguien lo hace voluntariamente? En todo caso, mi amigo no. Está apuntado en una lista del ayuntamiento para que le llamen cuando haya trabajos vacantes. Hasta ahora todos eran más o menos aceptables. Esta vez le han llamado para hacer de celador del hospital. Su trabajo consiste en estar en planta esperando a que le llamen para bajar cadáveres del covid a la morgue. M e ha dicho que no quiere quedar con nadie los días que tenga libre. Le pregunto por qué y responde: “Porque estoy casi todo el tiempo en zona COVID”.

  El 4 de diciembre de 1997, en la Academie Française, Jean-Dennis Bredin , se presenta como una mujer, muy joven, muy hermosa, vestida solamente con un largo velo y proclama:  "Yo soy la Transparencia, la única virtud de este tiempo y de los que vendrán. Ruego a la Discreción, a la Reserva, a la Modestia y al Respeto, que se retiren amablemente, pues su tiempo ha pasado".

  Hoy hace exactamente 38 años que murió mi padre, Felipe. Qué lejos en el tiempo me parece y qué descarnado el sentimiento hacia él. No he sabido saldar la deuda que siempre he sentido. Es verdad que mi madre ha vivido más años y la he atendido mejor, pero cuando pienso en mi padre aparece un vacío, lo que pudo haber sido, lo que no le devolví.

  Mira que me jode su retórica patriótica, pero ¿cómo es que las medidas particulares  de la ‘fascista’ Ayuso  (cierres por barrios, test de antígenos) tan denostadas, qu e  no cierra la hostelería ni los negocios , son más efectivas que las del resto de las autonomías? ¿ o todo es un engaño?

Durante estos años cuando iba a visitar a mi madre a Celada y la acompañaba de paseo por el campo nos distraían y absorbían las evoluciones de los estorninos en el aire. Craig Reynolds un experto en gráficos por computadora creó un programa Boids en 1986 para estudiarlas virtualmente. Los estorninos no poseen un gobierno central, una estructura política. No hay jerarquía entre ellos. A qué se debe su comportamiento colectivo. Reynolds encontró tres leyes: la ley de separación, por la que los individuos intentan alejarse de manera espontánea de las zonas densamente pobladas, la ley de cohesión, por la que nadie quiere quedarse al margen del grupo y la ley de alineamiento, por la que los individuos intentan seguir la dirección del desplazamiento de los vecinos. En conjunto se da lo que podríamos llamar el coeficiente de elasticidad de la bandada. ¿Es aplicable de algún modo a la agrupación humana?

  Leyendo la prensa. Comparando los datos de Madrid con las trabas de la Moncloa, con la especial inquina hacia Ayuso: "el gobierno central pudiendo escoger entre la salud y la economía decidió acabar con ambas".

  Visto lo sucedido con Ugur Sahin y Üzlem Türeci y su BioNtech, l a pregunta es, para qué sirve la universidad española, el CSIC y todo lo demás, junto a ello todos los epidemiólogos, viroólogos y demás que desde la s teles nos han estado contando cuentos: sobre la transmisión del virus, que la mascarilla no sirve, que ahora sí, que no habrá vacuna en varios años, etc. Por cierto, nada ha hecho la Academia ni el gobierno (3 ministros del ramo) para que a Mójica, descubridor del CRISPR, no se le escapase el Nobel.

  La extravagancia lingüística de una ciudad española intriga a neurocientíficos A lo mejor si nos convirtiésemos todos en hablantes inversos y en vez de español lo llamásemos loñapés, catalanes y vascos estarían más cómodos y se acabaría de una vez la guerra lingüística.

  Qué envidia, el discurso de Biden. Ese es un presidente, de todos. Y una apuesta, el final de sánchez será tan patético como el de Trump. El problema para Sánchez es que volverá a la vida siendo joven. No podrá resistir, por su estructura psíquica, la opinión que percibirá sobre cómo ha contribuido al mayor de los desórdenes económico y sanitario de la España moderna. Oigo que alguien dice, menos mal que esta crisis nos ha pillado con un gobierno progresista.

  Se tapan los ojos para no verlo y los oídos para no oír, niegan la evidencia, no les importa, anteponen su interés personal. De su boca solo salen mentiras.

  S ubida al Castro Grande en el Valle de Mena para apreciar el curioso monolito del D iente del Ahorcado o Pico del Diablo. El día nublado, pero ni frío ni ventoso. Con el grupo de ‘caminantes sin frontera’, de personalidades variopintas. Uno de los placeres de las caminatas es acabar en un bar y tomarse unas birras para discutir sobre la marcha del día. Ese placer ahora mismo lo tenemos prohibido.

  B onita ruta a la Cascada de la Salceda, desde Quisicedo, en la Merindad de Sotoscueva. En el pueblo, bajo la vía del ferrocarril de vía estrecha, este curioso puente de herradura.

  Me llama mi tía cuando estoy volviendo del hayedo de Turrientes, no la oigo por la rara costumbre que tiene mi teléfono de enmudecer a partir de las doce. La llamo ahora, pasadas 24 horas. Me dice que sí, que ha dado positivo, ella y Julián, qué raro si han pasado once días desde que vio a hijo y nietos, tuvo algo de fiebre, unas décimas, no más, y el paladar y lengua como de madera unos días, insensibles al gusto, pero nada más. Le digo que no se preocupe, si han pasado tantos días, si ese es el efecto benigno que el virus le ha causado y en cuanto a mí, sólo nos vimos unos minutos, cada uno con su bozal, no hay de qué preocuparse.

  Mozoncillo de Oca, pueblo pequeño pero vivo . Entre la lluvia, un hombre y una mujer vestidos de manera poco convencional, extrañados de tener visita, y una manada de perros con ladridos quejosos, en espera de atención. De sus pocas casas algunas muy bien cuidadas. De la iglesia queda la torre que a pesar del abandono conserva la gallardía de su antigua importancia. Bella si se la contempla en la justa distancia, la belleza de la ruina, quizá más bella ahora bajo la lluvia que cuando su antiguo esplendor. En el bosque cercano de robles y hayas otoñales, pasados unos kilómetros, un haya centenaria junto a un arroyuelo. Y aún más allá Turrientes, este sí abandonado del todo. ¿Del todo? Casas bien cuidadas, con colores pastel, pueblo limpio, rodeada de una huerta preñada que alguien cuida con mimo. Paseando entre sus casas restauradas no vemos a nadie, aunque la humanidad se palpa. Alguien lo habita aunque desdeña la compañía. Es una casa dibujada en las paredes exteriores con

  Al bajar del castro voy a casa de mi tía Angelines. Está sola. Casi todos los que conoció ya no están, sólo sus hijos y sus nietos y sobrinos como yo. La mayor parte del tiempo está sola en casa sin nada que hacer. Ya no cuida de gallinas ni de cerdos, ni tiene un gran rebaño. Sus hijos siguen labrando sus tierras y las que fueron de mis padres. Julián vive con ella, sus hermanos viven en la ciudad. Julián vivió muchos años en Galicia pero sus negocios no fueron bien y tuvo que volver a la casa familiar, la que fue de mis abuelos. Es reservado, tiene una historia pero cuenta cosas accesorias sin mucho interés. Me cuenta mi tía que toda la familia de Jesús ha tenido el bicho, aunque ninguno con mal. Ella acaba de venir de Lerma donde le han hecho la prueba. El médico le dice que no salga de casa, aunque ya han pasado 19 días desde que Jesús y los suyos dieron positivo. En la primera ola apenas conocí a gente infectada, ahora ya sé de un montón.

  N adie parece ser el padre de la violencia de este fin de semana. Los portavoces políticos radicales aseguran que ellos no tienen nada que ver, que son los otros. Pero los conocemos, antes lo han hecho. Han animado a salir y asaltar el congreso o a considerar ilegítimo el gobierno.

  « Nosomos negacionistas de la covid, somos jóvenes cabreados », le dicen al periodista. Hablan al periodista en primera persona del plural, arrogándose una representatividad colectiva. Quién les ha elegido, cómo saben lo que piensan los jóvenes. Por qué el periodista les da voz.