Dos chicas detrás de la mesa donde me tomo el café, en un pueblo del interior de Valencia. No veo sus caras. Hablan de redes, de seguidores, de lo que les ha pasado a amigas y conocidas. Escuchan audios, ven videos. Hablan de que envidian a competidoras y de sacar réditos, de puntos al mes y de un supervisor. Hay una mujer que por lo visto acumula un montón de puntos, lo cual resulta, a su parecer, increíble, si no es con la ayuda de familiares. - Me da rabia, su suerte. -dice una - Espabílate o ponte a trabajar -le responde la otra-. Tu historia con el productor, cuéntala. Reducen el volumen de voz. Me quedo con las ganas se seguir esa historia. Hablan de likes en Instagram, de colaboraciones, de seguidores y fotos. Parece que de ese modo consiguen algún tipo de contacto. Invitaciones para entrenar. Alimentación deportiva. Monetizar en euros. Hablan de cantidades. Altas y pagos por Bizum. - Este mes he ganado 5.029 -dice una-. El mes anterior cuatro mil y pico. Mi marido más, nunca