54. Postrada



Estás tendida en la cama, postrada es la palabra, tan cargada de significado, asociada a las pinturas de moribundos y extremaunciones, luego repetida mil veces en imágenes. Una sábana te cubre hasta el cuello, aunque levantas el brazo y te destapas. Te han puesto un enema, otro más, estás agotada, respiras a trompadas, buscando aire, tienes la frente caliente, pero no tienes fiebre. Cuando echas la sábana fuera de ti, asoma un cuerpo minúsculo, sin pechos, brazos y piernas descarnados. Quiero creer que sientes la mano que te acaricia, la voz que te pregunta y te llama. Abres los ojos, encuentras los míos, los vuelves a cerrar. Hace calor en el cuarto, la ventana da al sur, la calefacción no sabe del febrero impropio, de la alta temperatura de estos días. Te cuesta tragar el zumo, lo masticas en vez de beberlo. Una parte cae sobre el camisón. No sé si las palabras cumplen, yo que he sido tan parco, lo sigo siendo, me expreso mejor por escrito, pero tú nunca has leído lo que yo escribía, solo cosas de cuando yo no estaba hecho. Mi mano es más musical, espero que se acorde con tu frente, que llegue a tus mejillas hundidas, que tu pelo blanco reciba aún una vibración eléctrica. Todo esto es mío, emociones mías, pero qué pasa en ti.




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