55. Retrato de un hombre libre
Sus
antepasados fueron expulsados de Portugal por la Inquisición, quizá
antes lo habían sido de España (puede que de Espinosa de los
Monteros, Burgos, aunque no hay evidencias). Eran judíos. Arribaron
a Francia (Nantes), donde igualmente fueron perseguidos. Encontraron
refugio en Amsterdam, el país más abierto entonces, entre otras
cosas porque la Reforma allí había arraigado. Siglo XVII. En la
ciudad convivían católicos, ramas diferentes de la Reforma y
judíos. Estos a su vez divididos entre sefardíes y asquenazíes,
más rigoristas. Benedicto Espinosa o Espinoza era una mente
brillante. Leyó a Descartes y vio en el racionalismo un método para
pensar libremente. Lo hizo. Escribió
sus obras en latín, al principio bajo seudónimo, luego como Baruch
Spinoza. Descubrió
incongruencias en la Biblia, afirmaba que el Pentateuco no podía
haberlo escrito Moisés. La
comunidad judía de la ciudad emitió una orden de expulsión. Fue
invitado como profesor en Heidelberg
a condición de no oponerse al poder establecido. Prefirió dedicarse
a pulir lentes, fue bueno en el oficio, vivió modestamente pero no
dejo de pensar y publicar libros mientras pudo, hasta que su
protector, el burgomaestre de la Haya, Johan de Witt, que le ayudó a
publicar, fue asesinado. Se prohibieron sus obras. Murió de
enfermedad pulmonar, probablemente de silicosis, una consecuencia de
pulir lentes, a los 44 años. Su obra más importante,
Ética,
fue publicada póstumamente. Identificó
a Dios con la naturaleza, de ese modo resolvió el tema de la
dualidad, problema al que se habían entregado durante siglos los
filósofos. No
hay alma inmortal, no
hay un mundo real y otro ideal. Algunos
creyeron que de ese modo negaba a Dios, otros, que no hacía falta
hacerlo. Fue
un hombre libre,
el mayor elogio que
se puede decir de un hombre.
¿Cuántos
lo son?
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