79. Observatorio
Todo
lo que hoy veo, gente con guantes, gente con mascarilla, distancias
en la cola de Mercadona, a la entrada y en la caja, distancias entre
la gente que se encuentra y habla, todo eso lo veo hoy en serio por
vez primera. Eso no se ha hecho antes. Desde el día 8 se podía
haber hecho. 11 días perdidos. Sesgo de retrospección, dice
sánchez, como si China y Corea y Taiwán no hubieran existido. ¿A quién culpamos? Al rey dicen las cacerolas de la noche. No hacía
falta otra cosa, test masivos en la calle, reclusión de
asintomáticos, prescripciones
claras
para la gente.
Nada más que eso. Menos muertos, menos angustia, menos reclusión
generalizada como en Corea.
Veo,
tras los arcos del paseo y bajo la pasarela del puente, el
fluir
del
río indiferente, las ondulaciones de la corriente, los reflejos,
siempre igual y siempre diferentes, veo los círculos de flores del
parterre, flores de abril en este marzo al que le ha dado por no
existir o por ir pasando como si el hombre
aún no hubiese surgido en
la cadena de la vida
o como si ya no existiese. Veo mucha gente en el paseo, la mayoría
solos,
muchos agrupados, cuatro chavales, tres negros, todos con bolsas en
las manos, no todos, algunos,
bicis.
Recupero
mi observatorio junto a ti, veo
el pulso de la ciudad desde esta ventana y no, no hay total
enclaustramiento.
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