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Hace
un aironazo, era una palabra tuya, de mil pares de demonios, iba a
nevar pero el viento se
ha llevado
las nubes. Desde esta ventana del segundo piso llega el sol libre de
atmósferas. Recuesto tu cabeza contra el cristal. El viento con su
violencia energética se cuela por las ventanas haciendo que por
donde pasa sea su instrumento. Sonidos sibilantes y roncos. El sol no
necesita mediadores. También a ti te llega el murmullo de las cosas,
¿cómo
las oyes, las retienes, qué significan?
Parece
que no te enteras, pero no es así. Me iba ya, pasaba mi mano por tu
mejilla y entonces me has dicho: Gracias. Te he
preguntado, Por qué, y has vuelto a decir lentamente,
Gracias. ¿Gracias al sol, gracias al viento, a la
música salvaje de la naturaleza?
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