61. Salma


Mira uno la foto de esta mujer y todo son preguntas. ¿Es alguien? Pasará por el mundo como un cuerpo, un objeto animado que puede usarse por una módica cantidad, tras un primer acto de violencia y deshumanización. Incluso habrá quien mirándolo a través del filtro del fotógrafo y el periódico convierta su mirada en reproche: la túnica hasta los pies, el velo, el pañuelo que solo deja ver sus ojos, ni siquiera, parte de ellos. Ha sido violada en Libia, ha tenido un hijo fruto del asalto. Quizá llegue a un lupanar europeo. ¿Qué hay de individuo en esa mujer? Quizá proceda de Nigeria, quizá se llame Salma. Para Salma, si así se llamase, el colectivo lo sería todo: que un grupo potente de feministas la buscase y rescatase, como aquellos trinitarios de la época de Cervantes que iban a Argel; o en ausencia de un grupo feminista, un movimiento social, un partido de los pobres y miserables, alguien o algo con conciencia de clase, o de raza o de género o de grupo, porque por sí misma no podrá salir adelante, salvo suerte o azar o voluntad de hierro. Para Salma ‘individuo’ es un concepto vacío.

Nada que ver con estas tres mujeres que retrata Lisa Taddeo, esas sí individuos, casos particulares, nombre propio, autonomía, libertad. Las dos situaciones se pueden dar en el mismo siglo, no tanto en el mismo país, no, sin duda, en el mismo estrato social. La lucha de clases o de género o racial y la autodeterminación del individuo son fases evolutivas, corresponden a periodos distintos de la historia, sucesivos, aunque puedan darse en la misma época histórica, coetáneos.



Comentarios

Entradas populares de este blog

149. EL filo de Wenlock (Cara B)

346. Experiencia y categorizaciones

138. Cara B - Pozos profundos