83



Te he visto más despierta que otros días. Hemos podido conversar un rato, sorprendentemente. Me has mirado al llegar, como reconociéndome.

- ¿Qué tal estás?
- Gibada
- ¿Qué te duele?
- La cabeza
- ¿Solo la cabeza?, ¿algo más?
- ¿Te parece poco?
- ¿Una parte de la cabeza?
- La cabeza, toda
- ¿Tienes frío?
- Calor voy a tener
- ¿Has dormido bien?

Has hecho un gesto afirmativo y te has hundido en el sueño, en el duermevela o en ese estado en que casi siempre estás. En el sueño algo se mueve dentro de ti. Alguna cosa aparece en el movimiento de los labios, en los sonidos que emites.

Llega la comida. Te pregunto otra vez si sabes dónde estás, pero no dices nada. Vas pasando a buen ritmo la crema de carne de cerdo hasta que parece que te atragantas. Espero.

- ¿Quieres algo más?
- Un poco.

La crema de coliflor te la tomas en un suspiro, como el yogur de vitalínea que asegura contribuir a una dieta equilibrada y a la actividad física. Te limpio la cara, los ojos, la boca y el cuello con una toallita húmeda, sin perfume. Vuelves a la somnolencia.


Comentarios

Entradas populares de este blog

149. EL filo de Wenlock (Cara B)

346. Experiencia y categorizaciones

138. Cara B - Pozos profundos