149. EL filo de Wenlock (Cara B)
“ El vendaval doblega los arbolillos. Sopla muy fuerte, y pronto pasará. Hoy el romano y sus cuitas son cenizas bajo Uricon” . (Alfred Edward Housman) Habíamos quedado con Pilar. Mientras llegaba la hora Enrique y yo paseábamos. Era otoño, las hojas alfombraban el paseo. La tarde tranquila y fresca sacaba a la gente a pasear. Se acababan de encender las luces cuando vimos que llegaba dejando atrás la estación de tren. En la chaqueta y falda corta plateadas rebotaba la luz, El pelo cardado le hacía parecer una cantante americana de jazz. Tuve que inclinar la cabeza para no aplastarle el pelo. De su cuello me llegó una vaharada de un perfume indefinible que me llenó. Toda aquella tarde me quedó prendido en las narinas, como si hubiese sido atrapado en una red invisible. En el Poncebos nos esperaba Étienne . Hacía tiempo que no nos veíamos. Hablamos y hablamos. No recuerdo de qué. De montaña, quizá, porque era la afición común, quizá Etiènne nos hablase de sus trabaj...
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