11. Herencia

 

En algún momento toca repartir la herencia. Otra herida más. ¿Para qué mi madre ahorró lo que ahorró? Aunque tampoco sabía en qué gastarlo. Mientras pudo se entregó a un trabajo que le ocupaba todas las horas del día, salvo las que tenía que dedicar a lo doméstico. Después se ocupó de su hija, atada a ella. No lo vivió como tal. No creo que fuera infeliz, aunque cómo saber lo que ocurre en la mente de otra persona, aunque sea tu madre, sobre todo porque es tu madre. Pocas veces me visitó en Barcelona, en parte porque mi hermana no quería. Alguna vez les propuse hacer un viaje al extranjero, no se concretó. Sí que hice algunos más cercanos. Le gustaba estar con amigas. Cafeterías, cartas, bailes, hasta que lo fue dejando, en parte por su hija. Y ahora llega la herencia, los lujos que no se permitió.



Comentarios

Entradas populares de este blog

149. EL filo de Wenlock (Cara B)

346. Experiencia y categorizaciones

138. Cara B - Pozos profundos