14. Taylor Swift

 

Enfilo el camino del norte hacia la explanada del castillo. La nieve persiste, compacta, helándose de nuevo a esta hora en la que la oscuridad está tamizada por el brillo que brota de la nieve. Camino lentamente, con atención por si pillo una placa de hielo. Llevo los cascos puestos, pero esta vez no escucho a Beethoven. Hay un ciclo dedicado ahora a Stravinsky, pero no me entusiasma. Escucho a Taylor Swift. La primera vez que la escucho expresamente. Me gusta: dos discos en streaming. En las canciones más movidas balanceo los pies, me paro y los muevo hacia adelante y atrás. No hay nadie en el camino. Más tarde otro solitario sale de las sombras cuando enfilo hacia la ciudad y delante una solitaria más. La luz de la ciudad roza con tonos naranjas el cielo anubarrado. No me pregunto nada, me dejo llevar por la música, aunque me gustaría entender que dicen esas narraciones de la cantante americana. Solo palabras sueltas, el swing, su voz cálida, un cosquilleo en mi oído.

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