17. Cencellada

 


Tras la niebla y el frío nocturno, la cencellada. Hermosa cencellada. Paseo por los alrededores del monte del castillo, con un ligero estremecimiento por este fenómeno natural. Pocos pasean como yo y los que lo hacen no prestan atención. Solo una pareja se detiene a preguntarme si las bolsas de la procesionaria, tantas este año, las protegerán con tantos días bajo cero. He leído que aguantan, que solo sucumben entre los 7 y los 12 bajo cero. El lado sur de la pineda está este año infestado. Por la tarde, de la mano de Taylor Swift vuelvo a pasear por la misma zona, ya no queda ni rastro de escarcha; también la niebla ha desaparecido. En el mirador del castillo contemplo la ciudad y miro dentro de mí. Veo el vacío.

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