307. Mostar
Nadie diría que aquí hubo guerra. Por cientos murieron más de cien mil. Quedan las trazas del Imperio otomano: los hermosos puentes las mezquitas las mesas y los taburetes bajos en los restaurantes; queda lo que el Imperio Austrohúngaro dejó antes de hundirse: las calles y avenidas anchas los edificios barrocos las casas modernistas de su última etapa. Lo que se destruyó en la última guerra no ha sido reconstruido del todo, aquí y allá quedan edificios maltrechos, casas abandonadas, agujeros; otros como el puente de Mostar han sido bellamente reconstruidos. Los viejos no quieren hablar de tanto como sufrieron y los jóvenes no quieren saber. Muchos países se han convertido en donantes. Hay una plaza de España de Mostar y en esa plaza un hermoso edificio anaranjado con trazas de la Alhambra que es una escuela, una contribución de España.
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