5


Estoy en la estación de Lérida, el tren parado. A través de la ventana veo un cartel, dice: No tothom que va la guerra porta una arma. Cada vez que miramos un cartel, oímos algo en la radio, vemos en la tele, todo lo que no sea meramente informativo (Salida, 15 grados, Stop), nos ensucia, nos coloniza, nos degrada, violenta nuestro libre discurrir. No nos trata de igual a igual, se nos impone sin que podamos responder, solo cerrando los ojos podemos contradecir y ni aún así. Eso que dice o vemos está ya dentro de nosotros haciendo su labor, inhabilitándonos. Todo en la ciudad, y aún fuera de ella, es una ordenanza, a cualquiera hora del día, en el trabajo y en el ocio, no hay modo de estar a solas, que mi vida discurra sin intermediación, tampoco hay diálogo sino disposición a la obediencia, porque incluso en el bar o en la calle o entre amigos lo que oigo o lo que digo me toma por transmisor, pantalla y altavoz.

Comentarios

Entradas populares de este blog

346. Experiencia y categorizaciones

149. EL filo de Wenlock (Cara B)

138. Cara B - Pozos profundos