72. Vísperas
La
mañana luce gris y serena. La ciudad no ha entrado en pánico, aún
no. Quizá haya algunos coches menos, menos bicis, menos estudiantes.
Los estantes de los mercadonas han de reponerlos más a menudo. Ya no
hay la despreocupación y el pitorreo de los días iniciales cuando
Wuhan estaba lejos y los chinos eran peculiares. Ahora el huy se
extiende por el trabajo y la compra, sobre los vuelos reservados y
las celebraciones previstas. Aún hay una resistencia a quebrar las
rutinas, el cafetillo en el bar, el encuentro con los amigos, el fin
de semana senderista, no por el temor a salir al monte a respirar a
pleno pulmón sino por compartir el habitáculo del bus. Estamos en
vísperas, ese es el aire que nos envuelve. ¿Hasta dónde llegará?,
¿caeremos?, ¿es tan grave? Lo peor, a lo que no estamos
acostumbrados, después de tantas décadas de seguridad y progreso,
es la incertidumbre. Sabíamos que existen los cisnes negros, pero
pensábamos que eran cosa de libros, hipótesis brillantes para
comentar y lucirse en las tertulias. Para ti no hay incertidumbre.
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