75. Alarma
Oigo
a enfermaras y auxiliares en animada y
alegre
conversación, a un paciente hablador en una habitación vecina, de
vez en cuando un vehículo en la cercanía, pájaros revoloteando en
el pequeño botánico de enfrente, algunas figuras solitarias por los
senderos de La
Isla,
árboles estáticos, paralizados. No hay un silencio total a esta
hora, 8'30, como cabría esperar. Media luna en el cielo limpio del
oeste, el sol bañando cuanto se ve de un cálido dorado, un
carpintero, una tórtola, un tordo, un par de estorninos y trinos
incesantes. Todo a la espera, expectantes. ¿También la naturaleza
sabe? Sabe que este
dorado es una tregua, que la primavera aún no está lista en
esta ciudad,
que
hoy habrá mudanza.
De
vuelta a casa, hombres con perro, algunas mujeres. Qué buena excusa
para salir. A la altura del MEH dos hombres, a distancia, hablan.
-
… si se me acercan los policías
-
estornúdales, verás cómo se alejan
-
no se te acercan, no
Una
pareja camina junto al río, agarraditos de la mano. Un hombre duerme
en un banco, arropado. Otro, delante de mí, con una bici y alforjas.
Otra pareja, tan pronto, come bocadillos en un banco. Una furgo
caravana enorme está parada en un semáforo. Británicos. He visto
muchos estos días, dirección a Portugal. Quizá celebren el Brexit
o
lo lamenten
y se están
despidiendo
del libre tránsito. El día no puede ser mejor. A ver la gente.
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