116. Cómo te acogieron
He
cambiado las rutinas. Ya no hay más hospital. Ya te dije que el
beneficio era mío. Salir de casa, ir a verte, hablarte, tocarte,
mostrarte el cariño que no solía.
Ahora
ya no puedo hacerlo. Estás sola. No dejo de pensar en ello. Me
excuso en que no sabes, que no sientes, pero no sé si eso es verdad
del todo. Reaccionabas cuando te tocaba o te daba un beso. A veces,
me decías adiós.
No
puedo saber cómo llegaste al mundo. Fuiste la menor de una larga
saga de hermanos y de matrimonios. Tus padres venían de familias ya
hechas, anteriores, enviudaron y formaron otra. Cómo les fue. No
tengo ni idea y cuando pude preguntar no lo hice. De tu madre solo
recuerdo sus últimos años encamada, enferma. Solo esa imagen, nada
más, y que me reñía cuando me alzaba al aparador que estaba donde
dormía para coger galletas. Con el abuelo estuve más años y tengo
más recuerdos.
Lo
que querría saber es cómo te acogieron, si fue una alegría que
llegaras, si danzaron y cantaron cuando llegaste envuelta en pañales
o si solo eras una más, la última de una fila de tantos. Como
ahora.
Comentarios
Publicar un comentario