117. Vacío



Vacío. Bajo hacia el centro en busca de pan y del periódico. Es mediodía. Hay niños con padre o madre pero pocos, menos de los que cabría esperar. Protegidos con mascarillas, los padres pegados a sus criaturas, amarrados casi, como mascotas. Entre los adultos los hay de dos tipos. Los absolutamente protegidos, con dos o tres piezas delante del rostro y guantes y los despreocupados del todo, sin ningún tipo de protección. Como ese vídeo robado que acabo de ver donde al vicepresidente le pillan haciendo la compra en el súper, con los leves guantes que te dan en el súper, pero sin ningún tipo de protección facial, al igual que el guardaespaldas que le acompaña.

Vacío, como si de golpe el vivir fuese una carencia. Quizá sea la sombra del día, el cielo plomizo, la baja presión. El deambular no lleva a ningún sitio, más allá de la panadería. No hay sonidos, ni las campanas de las iglesias suenan, ¿por qué? ¡Es domingo!


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