121. Abandonada
Abandonada
a tu suerte, tras el naufragio. Toda vida lo es desde el principio,
un naufragio. Vamos encontrando islotes y en ellos otros náufragos
con los que intimamos o nos peleamos o nos resultan indiferentes.
Parece que vayamos a echar raíces pero son tan cortas que una
ventolera las arranca y nos devuelve al ancho océano. Así ahora tú,
devuelta al mero respirar. Aspiras y expiras sin consciencia,
engulles lo que te acercan a la boca, te incorporan y limpian, te
acuestan, no sé si una mano cercana genera suficiente corriente
eléctrica en tu piel
para que se active la humanidad que todavía hay en ti.
Comentarios
Publicar un comentario