186. 1793 & María Mandel


Con ser brutal lo que sucede en el thriller novelesco 1793, la imaginación del novelista no alcanza lo tantas veces sucedido en la realidad. Por ejemplo, esa María Mandel de la que EM hizo hace unos días una crónica, una bestia en Auschwitz. La novela trabaja las emociones del lector, el mundo de lo posible deseable. En ese mundo tiene que haber escape, salidas. El arte es sublimación, una realidad transubstanciada. En cambio en un reportaje, en un ensayo histórico esperamos conocer la realidad. Por ejemplo, la de María la Bestia, porque apela a la razón del lector. Hey tío, trata de comprender el mundo real. Ya sucedió, fue castigada. El periódico, la historia, es el mundo del es. La novela y al arte del debe ser. En el primero se ajustan cuentas, es el reino de la moral y la justicia. El segundo de las expectativas, del horror presente esperamos salir hacia un futuro luminoso, de las utopías, del final feliz o posiblemente feliz. Una novela narrada por María desde su entraña vital, moviendo al lector con sus mismas emociones, sería insoportable. Solo un lector de su misma hechura podría soportarla.



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