336. En defensa propia


Es fácil defenderse de las prescripciones religiosas que atentan contra tu libertad porque ahora la mayoría de la sociedad ve con claridad que los clérigos se inmiscuyen en tu vida. Ver la agresión contra tu libertad de proyectos de ingeniería social o política en curso (religiones del presente) no lo es. Oponerse es casi suicida porque te enfrentas a lo que asume la mayoría.


Enunciar una oposición razonada a alguna de las ideas que la mayoría asume produce pavor, tanto que la propia conciencia lo desecha como anómalo (cuestión de supervivencia). Sucumbimos ante el chantaje del bien pensar ('no eres de los nuestros') o al matonismo de los fanáticos ('no te atrevas').


Yo no quiero convencer a nadie de lo que pienso solo que se me permita pensar lo que pienso.


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