41. País demente

 

Ayer murieron 766 personas a causa del virus. 766. Un dato que se ha normalizado. Los informativos no abrieron con ese dato. Los periódicos de hoy tampoco. He de llegar a la página 22 de EP para que aparezca. Podemos o Iglesias acaparan titulares en la prensa de Madrid, engordando la amenaza ('habla de mí aunque sea mal'), y el esoterismo catalán en la de Barcelona. Me recuerda los años duros de los asesinatos etarras, que aparecían en pequeños recuadros en páginas interiores. Periodismo que desinforma, sociedad vendida. "El silencio de la prensa libre es la muerte de la democracia" (Alsina) ¿Si los muertos no importan, qué esperanza les cabe a los vivos?, se pregunta C. A. Molina, antiguo ministro de cultura socialista en EM.

Alguien me objeta que en esa cifra hay que tener en cuenta el fin de semana. (Vale, hoy: 643)

¿Cuál es la cifra a partir de la cual nos debemos alarmar? El dúo dinámico de la sanidad española ha ido estableciendo límites que cuando han llegado se los ha saltado o les ha restado importancia. Cuando Johnson tuvo constancia de la gravedad de la variante británica salió en la tele en actitud dramática y les habló a los británicos advirtiéndoles del aumento de infecciosidad y letalidad del virus. Les asustó, ese era el objetivo. Nuestro sánchez no ha hecho nunca un ejercicio tal de responsabilidad: "Todo va a salir bien", "Hemos derrotado al virus"; "Comienza la nueva normalidad". Y se reserva los ingentes fondos europeos sin ningún control parlamentario ni de ningún otro tipo con la intención de crear nichos industriales, autonómicos y sociales agradecidos. Se comporta como si él fuese el jefe del Estado (por eso sobre el rey) y los asuntos de gestión estuviesen en manos de subordinados. El sistema mediático español salvo algunas excepciones ofrece información sesgada, disimula los fallos del gobierno, acusa sin tregua a la oposición. Con decir que a mediodía, cuando como, tengo que ver la Sexta con tal de no ver a la panda de fanáticos que a la misma hora salen en la 1, ¡una tele que pagamos entre todos! Debo ser un perro rabioso y ciego, porque ¿cuánta gente se expresa como yo lo hago? Que me encierren.