108. Rapaz

 


Yo, con la cinta del asfalto delante, embebido en dar forma a algunas anécdotas de la actualidad, él o ella cuatro o cinco metros por encima, sobrevolándome, siguiendo el ritmo que yo llevaba, sobre el cereal recién brotado, verdes los campos de la mañana fría, ventosa pero soleada, las alas extendidas, balanceándose sobre el viento delantero, a veces remontando y alejándose para después de un largo giro volver a ponerse encima de mi rodar, como si formásemos una pareja en armonioso marchar, así, en danza improvisada durante un par de kilómetros hasta la cercanía del próximo pueblo donde la rapaz ha vuelto a girar y despedirse. Distingo mal las aves, tenía las alas y la cola listada, en franjas, quizá un milano, no lo sé.

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