114. Un cuento

 

Qué bonita la historia del ladrón que ha oído hablar del tesoro que los monjes guardan en un cuarto escondido de su monasterio. Pide poder trabajar de lo que sea, barre el patio, recoge las basuras, realiza las tareas más humildes durante diez años, mientras husmea presta atención a las conversaciones, busca dónde podría estar el cuarto del tesoro. Al cabo de los 10 años, visto tanto celo al servicio de su codicia, el abad le propone el noviciado. Siguen otros tantos años de husmear espiar acechar buscando. Al fin de esos diez años hace los votos, reza las oraciones día a día esperando encontrar el tesoro y largarse. Así se convierte en un gran santo y solo al final de su vida, en el lecho de muerte, comprende que el tesoro era eso: su vida en el monasterio, las oraciones, la concordia con los demás monjes, y si ha llegado a ese punto es porque era un ladrón. Lo cuenta Emmmanuel Carrère en Yoga.

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