Cusk


 El problema con Rachel Cusk es que quieres quedarte en cada frase, no puedes avanzar porque la lectura se ralentiza al volver atrás una y otra vez, procurando captar todo lo que te quiera decir, exprimir cada frase para que suelte todo su jugo, y si avanzas te dices, qué me habré perdido. Con ningún autor me pasa que la lectura se convierte en un acto de intimidad con la narradora/autora, el efecto de mis ojos sobre su prosa es comparable al restregarse sudoroso de dos cuerpos desnudos, piel contra piel.

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