M

 

Por qué sigo quedando con M. En parte porque me llama para quedar. Me siento a tomar un café en la cafetería de la última planta de El Corte Inglés de Jorba y no sé qué decirle. La conversación fluye, sí, pero lo que nos decimos podría no ser dicho y no pasaría nada. Luego paseamos Ramblas abajo hasta el Maremágnum y compruebo el fracaso de Barcelona. La ha matado la cursilería de su alcaldesa y concejales. Barcelona es cursi. No podía durar.

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